
La guerra en Ucrania enfrenta nuevos desafíos tras la decisión de Estados Unidos de suspender el envío de armas críticas, citando falta de stock. Esta medida afecta sistemas de defensa aérea Patriot y artillería de precisión, cruciales para la defensa ucraniana. En respuesta, la OTAN ha instado a la administración de Donald Trump a mostrar flexibilidad. Ucrania no recibió previo aviso ni notificación oficial, según afirmaciones de Kiev. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pide apoyo constante mientras su gobierno considera la compra o alquiler de armamento antiaéreo.
En un contexto de intensificación de ataques rusos, la acción estadounidense suscita preocupaciones sobre el impacto en el conflicto. Rusia ha redoblado bombardeos y aumentado la presión en varias áreas del frente, mientras las conversaciones de paz siguen estancadas.
Además, un tribunal estonio ha vinculado a la inteligencia rusa con un ataque incendiario a un restaurante y supermercado en Estonia. Los responsables, identificados como dos primos moldavos, actuaron en nombre del GRU ruso. El tribunal condenó a uno de ellos a seis años y medio de prisión.
En otro frente judicial, un tribunal ucraniano ha rechazado la destitución del viceprimer ministro Oleksí Chernishov, investigado por corrupción. Chernishov permanece en su cargo bajo medidas cautelares y una alta fianza, enfrentando críticas por posible influencia en el proceso judicial.
Por otro lado, Rusia ha sido condenada a pagar a Oschadbank, banco ucraniano, más de mil millones de dólares por la pérdida de inversiones en Crimea, tras una sentencia del Tribunal de Apelación de París.
La suspensión del suministro de armas por parte de EE.UU. se suma a una serie de eventos que agravan la complejidad de la situación en Ucrania. Mientras tanto, las presiones internas y externas continúan configurando el desarrollo del conflicto. Kiev y sus aliados siguen evaluando alternativas para mantener la defensa nacional en medio de crecientes desafíos.