El conflicto en Medio Oriente vive un momento crítico tras los recientes ataques entre Israel e Irán. La madrugada del viernes, Israel llevó a cabo la operación ‘León Naciente’ mediante una ofensiva aérea dirigida a instalaciones clave en Irán, atacando la planta nuclear de Fordo y resultando en la muerte de varios militares y científicos de alto rango. El primer ministro Benjamin Netanyahu indicó que Estados Unidos fue informado antes del ataque.
En respuesta, Irán lanzó la operación ‘Verdadera Promesa III’, disparando cerca de 200 misiles balísticos hacia territorio israelí. Las ciudades de Tel Aviv y Jerusalén fueron escenario de explosiones que derivaron en múltiples heridos y escenas de caos. Ante estos eventos, el líder supremo iraní, Alí Jameneí, advirtió que retaliarán ante la agresión.
La comunidad internacional observa con preocupación el potencial riesgo de una guerra regional. En Israel, las autoridades recomendaron a su población refugiarse, mientras sistemas de defensa estadounidenses contribuyeron a interceptar misiles iraníes. Eventualmente, se informó el cese de los ataques iraníes.
A nivel internacional, la situación también genera reacciones. Líbano decidió cerrar su espacio aéreo hasta el sábado, cancelando vuelos desde y hacia Beirut. Francia, por su parte, suspendió una cumbre internacional planificada en la ONU sobre la solución de dos estados para el conflicto israelí-palestino, citando razones de logística y seguridad. El presidente Emmanuel Macron reafirmó su compromiso con el reconocimiento de un Estado palestino.
En tanto, el ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchí, comunicó que Irán no se someterá a presiones para moderar su respuesta y enfatizó que esta será conforme a la Carta de la ONU. Como resultado de los ataques, han muerto al menos 70 personas, incluyendo los generales iraníes Hossein Salamí y Amir Ali Hajizadeh. Además, se reportaron más de 300 heridos y daños significativos en la planta nuclear de Natanz.
