
En un inesperado episodio en Roland Garros, la tenista serbia Petra Konjikusic, de 17 años, fue obligada a jugar sin su gorra durante la primera ronda del torneo junior femenino. La situación surgió cuando el reglamento de la Federación Internacional de Tenis (ITF) para los torneos de Grand Slam consideró que su gorra no cumplía las estrictas normas de exhibición de marcas. El accesorio presentaba dos logotipos: uno en la parte central y otro en el costado izquierdo, superando las restricciones que permiten un solo logotipo y no sobrepasar los 13 centímetros.
Durante el incidente, Konjikusic intentó ocultar la inscripción con un marcador negro, pero su esfuerzo fue en vano. Finalmente, disputó el partido sin la gorra, enfrentándose a la francesa Daphnée Mpetshi Perricard, quien se impuso con parciales de 6-3 y 6-4. Este caso refleja el riguroso control de la ITF sobre la publicidad no autorizada, una normativa que se aplica tanto a jugadores jóvenes como profesionales en torneos importantes.
Un día antes, una situación similar involucró a la estadounidense Hailey Baptiste, quien tuvo que cambiar su cinta para la cabeza porque el logo era demasiado grande. Este tipo de intervenciones busca asegurar que el escenario deportivo mantenga su enfoque en la competición y la equidad, conforme a los principios establecidos por la ITF.
La decisión de hacer cumplir estas regulaciones ha suscitado debates entre los aficionados en redes sociales. Algunos critican la medida considerando que afecta la naturaleza del deporte, mientras otros defienden la necesidad de mantener un control estricto sobre las marcas involucradas. Para Petra Konjikusic, el episodio significó despedirse del torneo, pero su caso subraya la estricta aplicación de estas normativas en torneos de alto perfil.