Un reciente despliegue estratégico del expresidente estadounidense Donald Trump ha captado la atención internacional. Trump ha ordenado el envío de dos submarinos nucleares a una zona apropiada, lo que ha generado inquietud debido a la implicación de la palabra nuclear; aunque en rigor, todos los submarinos de Estados Unidos operan con propulsión nuclear. Se desconoce si los modelos desplegados son balísticos o de ataque.
Los submarinos balísticos, conocidos como SSBN, están equipados con misiles balísticos intercontinentales de capacidad nuclear, mientras que los submarinos de ataque, los SSN, están armados con misiles de crucero para objetivos terrestres y navales, y también operan contra otros submarinos. Los submarinos balísticos de la clase Ohio constituyen un 70% de las lanzaderas estratégicas de la US Navy. La flota incluye 18 unidades, de las cuales cuatro han sido adaptadas a la configuración SSGN, incorporando misiles Tomahawk.
Además de los Ohio, la marina de EE.UU. cuenta con submarinos de ataque de las clases Los Angeles, Seawolf y Virginia. Los submarinos Ohio, reconocidos por su gran capacidad y letalidad, han sido descritos como un símbolo de fortaleza y determinación. Su envergadura solo es superada por algunas unidades rusas y poseen la capacidad de desatar una respuesta masiva en caso de conflicto, destacándose como un instrumento de disuasión.
Pese a su poder destructivo, los Ohio han visto una reducción en su arsenales de misiles como parte de los acuerdos START. Cada uno de sus 20 Trident II puede alcanzar hasta 11,300 km con ojivas de diversas potencias, significando una capacidad destructiva equivalente a miles de toneladas de TNT. La decisión de Trump se contextualiza en las tensiones geopolíticas recientes, siendo una de las respuestas a las declaraciones de figuras como el ex presidente ruso Dmitri Medvédev. La posición estratégica y capacidad operativa de estos submarinos continúa siendo un marcador indiscutible en el ámbito internacional.
