Investigadores del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) en Estados Unidos han creado una nueva versión del reloj atómico que se destaca por su extraordinaria precisión. Este desarrollo utiliza tecnología de iones de aluminio de última generación, logrando medir el tiempo con una exactitud de hasta 19 decimales.
Este avance representa un 41% más de precisión respecto al anterior récord y es 2,6 veces más estable que otros relojes atómicos con componentes similares. El trabajo, publicado en Physical Review Letters, forma parte de un esfuerzo global para redefinir el segundo, lo que puede abrir la puerta a nuevas posibilidades científicas y tecnológicas.
Es emocionante trabajar en el reloj más preciso jamás creado, indicó Mason Marshall, investigador del NIST y principal autor del estudio. Otro miembro del equipo, Rodríguez Castillo, comentó sobre el desafío que conlleva este proyecto, señalando que el diseño impacta directamente en la precisión del reloj.
Esta innovadora herramienta podría tener implicaciones significativas para la geodesia terrestre, permitiendo medir de manera más precisa la forma, tamaño y campo gravitatorio de la Tierra, además de explorar aspectos que superan el actual Modelo Estándar de la física.
El uso de iones de aluminio permite que estos relojes funcionen con notable consistencia y su frecuencia es más estable que la de los relojes actuales basados en cesio, según el físico David Hume del NIST. Los iones de aluminio presentan menos sensibilidad a las variabilidades medioambientales, lo que contribuye a su estabilidad.
Sin embargo, el proceso de sondear y enfriar con láseres estos iones es complejo, razón por la cual se combinan con magnesio, que facilita su manipulación láser.
Desde hace décadas, los relojes atómicos han sido fundamentales para sincronizar actividades humanas con alta precisión, posibilitando avances como el GPS y ayudando a desvelar algunos de los misterios del universo. Estos dispositivos permiten a la humanidad alcanzar un nivel de precisión que antes era inimaginable.
