
Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein, conocida popularmente como Pita Amor, se mantiene en el imaginario cultural mexicano como una figura que desafió las normas y expectativas de su tiempo. Durante la conferencia matutina Las mañaneras del pueblo, la subsecretaria de Educación Básica, Angélica Noemí Juárez Pérez, subrayó la importancia de Amor en el ámbito literario mexicano del siglo XX.
Pita Amor, nacida el 30 de mayo de 1918 en Ciudad de México, surgió desde una familia aristocrática afectada por los cambios sociales de la Revolución Mexicana. Desde temprana edad, manifestó una intensa sed de libertad intelectual y emocional, características que se verían reflejadas en su obra. A pesar de contar solo con educación primaria, causó una fuerte impresión en los círculos artísticos con su poesía escrita en materiales poco convencionales como boletos de tranvía y papel de estraza.
Juárez Pérez destacó que Amor se describía a sí misma con palabras que resonaban su carácter disruptivo: vanidosa, déspota, blasfema. Como modelo nudista y colaboradora en la revista Contemporáneos, su vida personal fue objeto de rumores y críticas que a menudo opacaban su obra literaria. Sin embargo, sus textos, como Yo soy mi casa y Décimas a Dios, ofrecen una ventana a su universo emocional y dilemas existenciales.
En sus inicios, se puso en duda la autoría de sus poemas, atribuyéndose a figuras como Alfonso Reyes, reflejando los prejuicios hacia las mujeres de su época. A pesar de los desafíos personales, entre ellos la muerte de su hijo y pérdidas patrimoniales, Pita Amor persistió en su búsqueda de identidad y sentido hasta su fallecimiento en el año 2000.
Recientemente, su obra ha recibido un renovado reconocimiento, apreciada por la profundidad de su contenido, superando los estigmas que oscurecieron su legado durante su vida. La subsecretaria Juárez Pérez concluyó que Pita Amor sigue siendo una inspiración para las generaciones actuales, reconociendo su contribución invaluable al paisaje cultural de México.