
En un escenario marcado por la creciente incertidumbre económica global, América Latina enfrenta un desafío crítico: el impacto del cambio climático amenaza el 16% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región. Según datos recientes, México pierde aproximadamente 1.3 billones de pesos anuales a causa de daños ambientales, una cifra escalofriante que resalta la vulnerabilidad de su economía. La cuestión apremiante no es solo quién tomará la delantera en mitigar estas pérdidas, sino cuántas empresas lograrán sobrevivir si no cuentan con una protección adecuada contra los efectos de esta crisis climática.
En este contexto, los expertos coinciden en que las empresas deben adoptar medidas estratégicas para enfrentar los embates del cambio climático. De acuerdo con María López, analista económica en el Instituto para el Desarrollo Sostenible, las empresas que no incorporen criterios de sostenibilidad en sus operaciones corren el riesgo de quedarse atrás en un mercado cada vez más competitivo y ambientalmente consciente. Esta afirmación subraya la urgencia de integrar prácticas sostenibles que permeen desde la cadena de suministro hasta la producción y distribución de bienes.
El cambio climático no solo impacta la infraestructura física y el costo de los insumos, sino que también altera patrones de comportamiento de los consumidores, quienes muestran una creciente preferencia por productos sostenibles y éticos. Las empresas que lideren con un enfoque en la sostenibilidad no solo estarán protegidas frente a los riesgos ambientales, sino que también podrán capitalizar oportunidades de mercado emergentes, expresó Juan Pérez, director de Estrategia en Consultora Verde.
Frente a este panorama, diversos gobiernos en la región están considerando políticas que fomenten la resiliencia empresarial frente al cambio climático. Programas de incentivos fiscales, inversiones en infraestructura verde y alianzas público-privadas son algunas de las estrategias contempladas para apoyar a las empresas en su transición hacia prácticas sostenibles.
Con miras al futuro, la pregunta clave es cómo las empresas pueden adaptarse proactivamente para no solo sobrevivir, sino prosperar en un entorno económico cada vez más condicionado por factores ambientales. Analistas sugieren que este reto se convierte, paradójicamente, en una oportunidad para reconfigurar modelos de negocio y construir economías más equitativas y resilientes ante el cambio climático. El camino hacia un futuro sostenible podría ser, para muchas empresas de América Latina, no solo una necesidad imperiosa, sino también una vía hacia la innovación y el crecimiento económico.