A los 76 años, Ozzy Osbourne, una de las voces más emblemáticas del heavy metal, falleció rodeado de su familia. El músico se despidió de los escenarios el 5 de julio en Birmingham, interpretando por última vez con Black Sabbath. Su familia pidió privacidad en este momento, aunque no se ha revelado la causa del deceso, Osbourne enfrentó problemas de salud en años recientes.
Nacido en Warwickshire en 1948, Osbourne se destacó no solo por su contribución al heavy metal con Black Sabbath, sino también por su personal vida llena de incidentes y extravagancias. Su impresionante relato de vida incluye momentos como haber mordido un murciélago en el escenario y su reaparición en la década de 1980, cuando muchos lo consideraron acabado artísticamente.
En su autobiografía Soy Ozzy, el cantante narraba con ironía sus experiencias médicas y accidentes. Compartió momentos difíciles de su vida personal, especialmente en relación con su familia. Se refleja en su comentario a su hijo Jack: Un padre, como respuesta a qué le había faltado en su vida.
Proveniente de un entorno difícil en Birmingham, Ozzy vivió una adolescencia turbulenta, marcada por el crimen. Junto con sus compañeros Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, definió el heavy metal con Black Sabbath. Sus primeros cinco discos son considerados pilares del rock duro.
Tras su salida del grupo en 1979, Osbourne resurgió en los años ochenta con el apoyo de Sharon Arden, su mánager y esposa, lanzando álbumes icónicos como Blizzard of Ozz. En años posteriores, encontró éxito fuera de la música gracias al festival Ozzfest y el reality The Osbournes, que documentó su vida familiar.
Su legado perdurará, dejando una marca indeleble no solo en la música, sino en la cultura popular global. Ozzy Osbourne deja a sus cuatro hijos y su esposa Sharon, con quienes compartió triunfos y dificultades.
