
La cumbre de la OTAN en La Haya ha tensado las relaciones entre Estados Unidos y España tras la demanda del presidente estadounidense, Donald Trump, de que los miembros de la Alianza aumenten su inversión en Defensa al 5% del PIB. Trump, en un vuelo hacia la cumbre, compartió un gráfico en redes sociales en el que señalaba a España como el país con menor inversión relativa, calificando la postura española como una amenaza al evento.
Durante una cena de bienvenida ofrecida por los Reyes de los Países Bajos, Trump y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, coincidieron por primera vez desde que comenzó el desacuerdo. La disposición de los líderes en el evento fue un reflejo de la disputa: Trump en la mesa presidencial, mientras que Sánchez estuvo ubicado junto al primer ministro de Albania.
Estados Unidos ha insistido en que sus aliados asuman el compromiso del 5%. Esta presión resultó en rivales políticos dentro del Parlamento español señalando este gasto como innecesario. A pesar de las tensiones, el Gobierno español defiende que han mantenido contactos al más alto nivel con Estados Unidos, buscando un manejo discreto y leal del proceso para asegurar que no bloquean un acuerdo en la cumbre.
Sánchez y el secretario general de la OTAN acordaron que España podría cumplir con las capacidades militares requeridas manteniendo un gasto del 2.1% del PIB. Sin embargo, Mark Rutte, primer ministro de los Países Bajos, lo negó, insistiendo en un compromiso del 5%. A pesar de las críticas, el Gobierno español se respalda en su posición de ser un socio confiable y asegura que el gasto al 5% fue un tema conocido por los aliados, incluyendo a Estados Unidos.
La negativa española responde también a la presión interna, ya que existen rechazos significativos por parte de socios del gobierno y grupos parlamentarios, quienes se opusieron a un aumento considerable del gasto militar en momentos de inquietud política y económica en el país.