Elon Musk, fundador y director ejecutivo de Tesla, ha enfrentado una significativa caída en el valor de sus acciones luego de su incursión en la política estadounidense. Durante la campaña electoral de 2024, Musk respaldó al entonces candidato Donald Trump, destinando 260 millones de dólares para su promoción, lo que contribuyó al regreso de Trump a la Casa Blanca. Su participación se intensificó al aceptar la dirección del Departamento de Eficiencia, con el objetivo de reducir el gasto gubernamental a través de medidas drásticas.
Sin embargo, tras un corto tiempo, Musk decidió distanciarse de esta administración y comenzó a criticar abiertamente las políticas de Trump. Este alejamiento estuvo motivado, en parte, por las repercusiones negativas en Tesla, cuya imagen quedó marcada por la asociación con el exmandatario. Uno de los golpes más duros para Musk fue el desplome del 50% en las ventas de Tesla en Europa durante abril de 2025.
Los recortes promovidos por Musk, que incluían eliminación de subsidios y despidos, se tradujeron en descontento social y rechazo por parte de los consumidores. Como resultado, la compañía enfrentó una disminución en la confianza de los inversionistas, lo que derivó en una pérdida de valor en el mercado.
Alejandro Laurnagaray, experto en relaciones internacionales, destacó que el involucramiento de Musk en temas delicados como el gasto público fue un error estratégico. Su apoyo a políticas de extrema derecha y su imagen percibida como controvertida afectaron la percepción pública y, en consecuencia, las finanzas de sus empresas.
Buscando revertir la situación, Musk ha decidido alejarse de la política para centrarse en sus negocios, como Tesla, SpaceX y el servicio de satélites Starlink. Mientras intenta recuperar la confianza de los inversionistas y el valor de sus acciones, queda por ver cómo su futura estrategia empresarial influirá en la estabilidad de sus empresas.
