Los Commanders han confirmado su retorno a Washington tras 30 años, con un ambicioso proyecto que incluye la construcción de un nuevo estadio valorado en 3,700 millones de dólares, de los cuales la ciudad aportará cerca de 1,000 millones. La apertura está prevista para la temporada 2030 de la NFL, y la ciudad ya anticipa la posibilidad de albergar un Super Bowl.
El equipo regresa al lugar que ocupó entre 1961 y 1997, cuando se encontraba en el RFK Stadium, un escenario de grandes logros deportivos, donde ganaron sus tres únicos títulos en 1983, 1987 y 1991. No obstante, el deterioro del estadio obligó al equipo a trasladarse al extrarradio de la ciudad en Maryland en 1997, lo que marcó el inicio de un período difícil para la franquicia.
El proyecto del nuevo estadio, que implica una colaboración con la alcaldesa Muriel Bowser, aún requiere aprobación del Concejo. Se planea edificarlo en una parcela de más de 72 hectáreas a orillas del río Anacostia. La inversión de los Commanders asciende a 2,700 millones de dólares, convirtiéndose en el mayor financiamiento privado en la historia de Washington. El estadio tendrá capacidad para 65,000 espectadores y aunque se sabe que será cubierto, falta definir si contará con un techo retráctil.
El anuncio se produce tras la compra del equipo por Josh Harris en 2023 por 6,050 millones de dólares. En dos temporadas, Harris ha liderado la mejora deportiva del equipo. En paralelo, la alcaldesa Bowser ha impulsado transformaciones deportivas en la ciudad. A través de un impuesto extendido a empresas con facturación superior a 5 millones de dólares anuales, busca financiar estas iniciativas.
Washington también aspira a transformar la zona alrededor del nuevo estadio, con planes de desarrollo residencial y comercial. Además, la ciudad será sede del draft de la NFL en 2027, evento que atraerá a numerosas personas y potencialmente impulsará la economía local.