El 13 de septiembre es el Día Internacional del Chocolate, un homenaje global al dulce que desde siempre ha conquistado paladares alrededor del mundo. La elección de esta fecha no es arbitraria; se conmemora el nacimiento del escritor Roald Dahl, famoso por Charlie y la fábrica de chocolate, y del empresario Milton Hershey, creador del famoso emporio. Esta celebración rinde tributo tanto a la fantasía literaria como a la consolidación de una industria monumental.
El cacao, base del chocolate, ha sido un protagonista desde las culturas precolombinas, donde fue utilizado como moneda e incluso considerado divino. Convertido luego en chocolatinas, bebidas y postres, su ascenso a la fama no ha cesado. Este día se celebra en diversos países con actividades que van desde ferias hasta catas y exhibiciones culinarias, un reflejo de su impacto cultural y gastronómico.
Una celebración similar ocurre el 7 de julio, conocido como el Día Mundial del Chocolate, impulsado por la Organización Internacional de Productores de Cacao, lo que evidencia la relevancia de este producto.
El chocolate proviene del cacao, cuyo origen se encuentra en la región amazónica hace miles de años. Según la ICCO, sus semillas eran empleadas ya hace 5300 años. El árbol de cacao fue domesticado en Mesoamérica, lugar en el cual fue considerado un alimento de los dioses por civilizaciones como los Mayas, Incas y Aztecas. En México, el conocimiento sobre el cacao perdura gracias a los cacaocultores.
La palabra chocolate se cree que tiene raíces en la palabra náhuatl xocoatl, que significa agua amarga.
El chocolate, especialmente el negro con alto contenido de cacao, es nutritivo, mejora el flujo sanguíneo, eleva el colesterol bueno y favorece las funciones cerebrales. Existen diversos tipos de chocolate: negro, con leche, con frutos secos, y blanco, cada uno con sus propias características y beneficios.
