Tras más de tres años de conflicto con Rusia, Ucrania enfrenta importantes retos económicos mientras busca asegurar su sostenibilidad con apoyo internacional. El Banco Mundial estima que la reconstrucción del país requerirá 524.000 millones de dólares en la próxima década. El país exhibe un déficit fiscal del 21,3% y una deuda que vulnera su Producto Interno Bruto.
La economía ucraniana, sin embargo, continúa operando con cierto dinamismo, asistida por transferencias y quitas de deuda de gobiernos y organizaciones internacionales. La actividad económica persiste gracias a puertos en el Mar Negro y rutas comerciales por el Danubio. El sistema tributario se mantiene robusto, mostrando un aumento en los ingresos fiscales del 50% en comparación con el año anterior.
La corrupción en Ucrania sigue siendo un tema pendiente, desplazando a parte de su población joven. Aunque un colapso no parece inminente, el país depende del panorama político interno y el apoyo financiero externo. Además, los ataques rusos a infraestructuras clave siguen condicionando su estabilidad. Maksym Samoiliuk del Centro de Estrategia Económica en Kiev destaca el reto demográfico con menos personas en capacidad laboral.
La ayuda militar y financiera de Occidente resulta crucial para evitar que Ucrania sufra mayores restricciones económicas. En junio, el país obtuvo una reestructuración parcial de su deuda, impactando bonos internacionales por 20.000 millones de dólares.
Marina Miron, investigadora en King’s College de Londres, considera que las tierras raras de Ucrania podrían convertirse en un activo estratégico. Sin embargo, carecen de una infraestructura adecuada para su extracción.
Las dificultades no solo golpean a Ucrania. Rusia también enfrenta un crecimiento económico estancado, basado en parte en su industria bélica. La complejidad de la situación sigue siendo una preocupación constante para los actores involucrados y el respaldo internacional sigue teniendo un papel esencial en este escenario.