Las pruebas de género han regresado a los deportes olímpicos en 2025, impulsadas por federaciones internacionales como World Athletics, World Boxing y World Aquatics. Esta medida, implementada casi 30 años después de haber sido abandonada, se centra en la detección del gen SRY como marcador de masculinidad en el cromosoma Y para permitir la participación en competencias femeninas. Esta nueva regulación establece un enfoque diferente al anterior, que se basaba en los niveles de testosterona. Las federaciones buscan ahora evaluar la genética de los atletas.
Con la reciente elección de Kirsty Coventry como presidenta del Comité Olímpico Internacional, se espera un papel más activo en la regulación del acceso a las categorías deportivas femeninas. La medida ha suscitado críticas de diversas organizaciones, incluido el rechazo de la Asociación Médica Mundial y grupos de derechos humanos; además, el debate se ha intensificado con el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la implementación de pruebas en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
El test, realizado mediante PCR, detecta el cromosoma Y con muestras mínimamente invasivas. Los resultados, encriptados, se entregarán solo a las atletas, quienes deberán subirlos a una plataforma segura. World Boxing y World Aquatics ya han puesto en marcha regulaciones, como una categoría abierta para aquellos que no califican en las categorías tradicionales.
Husain Al-Musallam, presidente de World Aquatics, expresó que en caso de un positivo del gen SRY, afectadas podrán solicitar una nueva prueba en otro laboratorio. La responsabilidad de realizar estas pruebas recaerá en las federaciones de cada país, quienes deberán certificar el sexo cromosómico de sus deportistas para competiciones futuras.
El caso de la boxeadora argelina Imane Khelif en París 2024, quien fue cuestionada intensamente por su género y posteriormente ganó la medalla de oro, ha generado mayor tensión en el tema. Otras atletas como la taiwanesa Lin Yu-ting también enfrentaron situaciones similares, subrayando las complejidades y controversias que rodean esta nueva normativa.
