
Donald Trump enfrenta una de sus mayores crisis políticas desde que lidera el movimiento MAGA, debido a una controversia en torno a los llamados papeles de Epstein. Su fiscal general, Pam Bondi, es acusada por algunos seguidores de encubrir una conspiración relacionada con Jeffrey Epstein, lo que ha provocado tensiones internas.
En un intento por sofocar los rumores, Trump ha defendido enérgicamente a Bondi, instando a sus seguidores a dejar de lado las teorías conspirativas. Sin embargo, estas afirmaciones han incrementado el descontento. Steve Bannon, ex asesor de Trump, advierte sobre posibles pérdidas significativas para el movimiento si no se aclara la situación.
Epstein, un financiero arrestado en 2019 acusado de abuso de menores, fue encontrado muerto en prisión, lo que generó teorías conspirativas. Aunque Trump era conocido por tener relación con Epstein, estas acusaciones han tomado fuerza entre sus seguidores, motivadas por promesas incumplidas de revelar secretos al respecto.
El reciente memorando del Departamento de Justicia, controlado por Bondi, indica que no hay evidencia que sustente las teorías sobre una lista de clientes de Epstein, desilusionando a muchos dentro del movimiento MAGA. Tucker Carlson, importante voz de la derecha, ha criticado la falta de acciones, aumentando la presión sobre la administración de Trump.
La intranquilidad está presente en los círculos del movimiento MAGA, con figuras como Kash Patel y Daniel Bognino, vinculados al FBI, quienes han difundido estas teorías conspirativas. El manejo del caso Epstein ha intensificado las divisiones en la base de seguidores de Trump, amenazando con afectar futuros resultados electorales.
Mientras las especulaciones continúan, la administración de Trump enfrenta el reto de reconciliar a un sector desconfiado y radical, que tiene en el epicentro de sus críticas a Pam Bondi. El descontento podría tener un impacto tangible en la cohesión y fuerza del movimiento en el corto plazo.