La relevancia del tequila se subraya anualmente el 24 de julio durante el Día Internacional del Tequila. Este reconocimiento inició en 1978 cuando la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual OMPI le otorgó al tequila la Denominación de Origen, asegurando su autenticidad y protección en más de 50 países.
El tequila, conocido como símbolo nacional e internacional, tiene sus raíces en Jalisco. Aquí, se cultivó el agave azul, planta esencial para la producción del destilado. Este contexto histórico se complementa con el respaldo de la Norma Oficial Mexicana NOM, que abarca regiones en Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Michoacán, y Tamaulipas como únicas autorizadas para su procedencia.
La bebida es más que una simple degustación. Representa una parte crucial de la identidad cultural de México y actúa como un motor económico. En 2024, las exportaciones del tequila alcanzaron más de 400 millones de litros a 120 países, generando ingresos superiores a 4 mil millones de dólares, de acuerdo con el Consejo Regulador del Tequila CRT. Estados Unidos lidera el consumo de esta bebida, mientras Europa y Asia están incrementando su demanda.
Además, la Unesco ha reconocido el Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones de Tequila como Patrimonio Mundial desde 2006, lo que resalta el valor histórico y social del destilado. Este reconocimiento fomenta el interés turístico, destacándose la popular Ruta del Tequila en Jalisco, donde visitantes exploran el proceso artesanal desde la jima del agave hasta la destilación.
El 24 de julio se conmemora con festividades que incluyen catas y festivales gastronómicos, tanto en México como en el extranjero. La versatilidad del tequila se manifiesta no solo en caballitos, también en cócteles en distintas barras globales, manteniendo siempre su esencia y espíritu mexicano.
