
En Barcelona, la detención de un individuo que utilizó las Ray-Ban Meta para grabar a cientos de mujeres sin su consentimiento ha generado preocupación. Este incidente resalta la facilidad con la que la tecnología actual permite el voyeurismo invisible.
El problema radica en la democratización de la grabación encubierta. Con un costo accesible de 329 euros, estas gafas de sol, que incluyen auriculares y una cámara casi imperceptible, facilitan la captura de imágenes sin levantar sospechas. La diferencia con las Google Glass, criticadas por ser demasiado visibles, es que las Ray-Ban Meta parecen gafas comunes, con un pequeño LED de grabación y carecen de un impacto inmediato en la conciencia social.
La falta de alarma social es evidente. Las personas aún no han desarrollado una percepción de amenaza ante estas gafas, lo cual explotó el detenido al grabar 329 videos sin que las mujeres notaran la actividad. Muchos ni siquiera conocen la existencia de estas gafas, lo cual contribuye a la vulnerabilidad actual.
Meta ha incorporado salvaguardas, como un LED que se enciende durante la grabación y un sonido al iniciar la captura. Sin embargo, estos mecanismos pueden ser burlados, especialmente si quienes interactúan con estos dispositivos no comprenden sus significados.
La situación plantea la necesidad de establecer nuevas normas y crear una conciencia social similar a la existente con los teléfonos móviles. Hasta que esto se logre, el riesgo de que personas con malas intenciones utilicen esta tecnología de manera inapropiada continúa latente.